El relevamiento in situ es la etapa inicial y fundamental de nuestro proceso. Consiste en la inspección física y detallada de la infraestructura del cliente para identificar las oportunidades de mejora. Nuestros especialistas visitan la ubicación para evaluar el estado de la iluminación existente, la instalación eléctrica, los sistemas de climatización y cualquier otro equipamiento relacionado con el consumo energético. Este análisis directo permite obtener datos precisos sobre el tipo y cantidad de luminarias, el cableado, las protecciones, los tableros eléctricos y los equipos de consumo, sirviendo como base para un diagnóstico certero y una propuesta adaptada a la realidad del lugar.

Una vez finalizado el relevamiento, el estudio de la situación actual es la fase de análisis de toda la información recopilada. Se procesan los datos del relevamiento junto con el historial de consumo eléctrico del cliente. Esto incluye el estudio de las facturas de energía para determinar los picos de consumo, los patrones de uso y los costos asociados. A través de este análisis, se elabora una radiografía completa del perfil energético del cliente, identificando los puntos de mayor gasto y las áreas críticas donde la implementación de soluciones de eficiencia energética tendrá el mayor impacto. Este estudio es la base para la justificación técnica y económica del proyecto.

El desarrollo del proyecto transforma el diagnóstico en una solución viable y concreta. Esta etapa incluye el diseño técnico de la nueva instalación, la selección de los productos más adecuados (como luminarias LED de alta eficiencia, sistemas de energía solar o cargadores para vehículos eléctricos) y la planificación de la implementación. Se elabora un plan de trabajo detallado que especifica los materiales, el cronograma de ejecución, los planos eléctricos y la mano de obra necesaria. El objetivo es crear una hoja de ruta completa y personalizada, que asegure una transición fluida y eficiente hacia una infraestructura más sostenible.

El cálculo de retorno de inversión (ROI) es el análisis financiero que determina la viabilidad económica del proyecto. Se estima el tiempo que tardará la inversión inicial en amortizarse, es decir, el periodo en que los ahorros generados por la nueva tecnología igualarán el costo de implementación. Este cálculo se basa en la proyección de los ahorros energéticos y en la reducción de los costos de mantenimiento. Los resultados del ROI se presentan en un informe claro que demuestra el beneficio económico a largo plazo, brindando al cliente la seguridad de que su inversión no solo es ambientalmente responsable, sino también financieramente rentable.

La última etapa, el análisis e informe de los resultados, se realiza una vez que el proyecto ha sido implementado y ha entrado en operación. Consiste en monitorear el rendimiento de las nuevas instalaciones y compararlo con los datos de la situación inicial. Se miden indicadores clave de rendimiento (KPIs) como la reducción real del consumo de energía (en kWh), el aumento del nivel de iluminación y la disminución de los costos operativos. Se elabora un informe final que valida la efectividad de las soluciones implementadas y documenta los beneficios obtenidos, asegurando que los objetivos establecidos se hayan cumplido.